Friday, September 17, 2010

Rio de Voluntad



La vida es como un río que va abriendo su curso por distintos senderos, sin embargo sabes que desemboca en un mismo lugar. El sendero que esta vez me ha tocado navegar es el del compromiso social y trabajo humanitario o en otros términos mejor utilizados APRENDIZAJE DE SERVICIO (service-learning).

Fundación Esperanza de México ha sido la barca en esta ocasión en la que elegí zarpar. La familia urbana marginada mexicana y su extraordinaria cultura fue el sendero por el que nos toco navegar. En esta barca no fui solo, un grupo de líderes voluntarios de distintas culturas y nacionalidades (Estados Unidos, Pakistán, Haití, Puerto Rico, Nicaragua, Vietnam, etc.) y claro que la sangre mexicana como narra su Himno: “al sonoro rugir del cañón”.

Todos vestimos la misma playera de ESPERANZA y con todos los instrumentos materiales, pico, pala, cubeta, guantes, lentes, etc. No nos importo sudar “la gota gorda” porque al fin de cuentas el salario de nuestros esfuerzos era contribuido con monedas de oro que no se desgastan y que se llevan en el bolsillo del corazón.

Cada casa “Esperanza” construida guarda el misterio de fronteras que se quiebran, en cada uno de sus bloques están plasmadas las huellas dactilares de hombres y mujeres con hambre de igualdad social, en cada uno de sus espacios a lo ancho y a lo profundo se quedo sembrada una semilla que florece con el tiempo con sentimientos de admiración y gratitud. Para cada uno de nosotros una casa “Esperanza” representa una verdad absoluta que podemos gritar desde aquí hasta el resto del mundo: “La unidad hace la fuerza” y unirnos al canto de alegría popular que canta: ¡Si se puede, si se puede, si se pudo, si se pudo!

Juan Donoso Cortés decía:
“Hay que unirse no para estar juntos, sino para hacer algo juntos”



Esta experiencia logra hacer cambios relevantes en el corazón de cada uno, obra que se construye solo con la disponibilidad y apertura de nuestras almas y la voluntad de nuestros corazones para apreciar lo que esta más allá de nuestras propias narices.



En esta gran familia de Fundación Esperanza de México nuestros esfuerzos de voluntarios son sumados a la cuenta de una gran estructura de comunidades mexicanas que trabajan entre sí mismas brindándonos la oportunidad de estar ahí, de hombro a hombro al lado de ellos.
Bajo el lente de mi lupa la sumatoria de todos los esfuerzos por un bien común, sin distinción de clases ni fronteras, es el resultado de un mundo con Esperanza.






Jorge Torres (voluntario 2010)

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